«Yo asisto a reuniones, contesto mails y chats internos, atiendo el móvil, y muy pocas veces, me dedico a lo que realmente debería que son mis grandes prioridades. Y te puedo decir que acabo el día reventado».
Esta frase representa el día a día de muchas personas en su trabajo.
Desde primera hora empiezan a empalmar Zooms, a recibir docenas de mails, a sufrir interrupciones vía mensajes de chats internos y por supuesto de WhatsApps.
Y esto es lo que llamamos el síndrome de los m&m’s, es decir: una cascada de mails, meetings, móvil y mensajes de chats internos bajo un modelo de multitarea constante que hemos acabado por ver como normal, y de normal no tiene nada. Y así se pasan la práctica totalidad del día.
Posteriormente, cuando tienen algo extraordinario, llevan a cabo un esfuerzo extra robándoles horas a su vida personal, asumiendo que esto es lo que hay si se quiere ser un buen profesional. Sin dejar de lado esa sensación de cansancio al final del día, como consecuencia del cambio continuo entre actividades, lo que nos lleva irremediablemente a mostrar nuestra peor versión en el tiempo de vida personal.
O le ponemos remedio, o a la larga esto será un verdadero empacho de m&m’s con consecuencias tanto a nivel personal como profesional. Debemos buscar al menos momentos de recarga, mientras reflexionamos sobre cómo salir de esta rueda del hamster. No pensemos que la solución es la fórmula idónea del trabajo en remoto, o que se acabe el Covid o acertar en el nuevo modelo híbrido. La solución pasa por nosotros y por aprender de una vez por todas a ser realmente efectivos, a trabajar mejor, de manera más inteligente, y no solo emplear más tiempo para solucionar nuestras ineficiencias y las del entorno.
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