Entre marzo y julio de este atípico 2020 tuve la oportunidad de oír un mensaje aparentemente contradictorio, aunque con cierta lógica.
Por una parte, en los primeros meses del confinamiento eran muchos los directivos que me señalaban que la productividad de sus equipos estaba aumentando, exceptuando el de esas personas que tenían situaciones familiares con hijos que les dificultaba el trabajar bajo el formato remoto. Al igual que nadie esperaba la capacidad y rapidez de las organizaciones para adaptarse a esta forma de trabajar, también nos sorprendió que la reacción de muchas personas ante la imposibilidad de salir de casa era trabajar sin descanso como si no existieran más actividades adicionales al estar todo el tiempo en casa. Y lógicamente ese se tradujo en más resultados, lo que no siempre significa más efectividad.
Y por otra parte, en el comienzo del verano, esos mismos directivos me señalaban que estaban preocupados porque las ratios de productividad empezaban a dar señales de empeoramiento e incluso notaban una cierta relajación en sus equipos a pesar de que sin viajes y sin traslados muchos habían ganado tiempo y energía.
Desde mi experiencia y con estos testimonios, si que me atrevo a pensar que tras el confinamiento, llegamos a un momento de saturación donde además fueron muchos los que se desplazaron a segundas residencias. Y en ese entorno más vacacional, sí que existía competencia de actividades a llevar a cabo frente a simplemente trabajar. Desde bajarse a la piscina con los hijos por la tarde hasta como me consta en algún caso, hacer tres horas de bicicleta por las mañanas. Aunque realmente ese no es el problema en relación a lograr los objetivos. Siempre me gusta recordar que esto no va de horas sino de trabajo efectivo. Además, las historias de doce horas diarias de manera sostenida en el tiempo suelen acabar mal. La verdadera clave está en que el trabajo efectivo y la productividad está reñido con trabajar bajo una fórmula de trabajo anárquico y con muchos de los pecados en la organización personal consecuencia de la propia naturaleza del ser humano.
Trabajar de manera efectiva requiere muchas cosas: humildad de querer hacerlo; honestidad con uno mismo; y por supuesto, esfuerzo con acción consistente para cambiar hábitos muy arraigados. En este sentido, por fortuna son muchos los clientes que me señalan que el disponer de un método de productividad que además está compartido con sus equipos les está salvando. El esfuerzo que hicieron les ha sido más provechoso que nunca. Y por eso también me confiesan, que de otra manera estarían mucho más inquietos con lo que parece que va a seguir siendo una constante en los próximos meses. Ya es una realidad que por ahora no van a ser las organizaciones las que deciden de manera unilateral que modelo de trabajo implantan de manera definitiva: si el 100% presencial, si el 100% remoto o si fórmulas mixtas. Parece ser que estamos condenados a seguir indicaciones, entiendo que lógicas, de las autoridades competentes.
Esto no me parece lo más preocupante de todo. Creo que nos debemos de preocupar más por si, desde que empezó todo esto, no hemos sido capaces de avanzar de manera proactiva y con un esfuerzo individual y organizacional, en cómo mejorar nuestra productividad adaptándola con esfuerzo y reflexión al entorno o las circunstancias que se den. Ya lo decían los estoicos cuando señalaban que nos debemos de centrar exclusivamente en aquello que está en nuestro control e influencia y olvidar el resto.
Y, en definitiva, no dediquemos excesivo tiempo ni a la crítica ni a las elucubraciones de temas sobre la pandemia que nadie puede saber y menos los que no nos dedicamos a ello. Sustituyamos las horas de lamentos y crítica por horas para incorporar un método que nos ayude a alinear prioridades, a saber priorizar a nivel individual, a recuperar el trabajo con atención plena de calidad, a saber decir que no de manera asertiva y, sobre todo, a poder aspirar a conciliar con sensación de control y sin estrés ni sentimiento de culpa en ningún sentido.
Por mi parte, en el intento de aportar algo a la vuelta al trabajo, simplemente recordaros algunas claves del trabajo en remoto e invitaros a que entre todos mantengamos la productividad lo más elevada posible.
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