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Burnout laboral y el rol de los líderes

burnout laboral

En muchos casos han sido las nuevas generaciones las que nos han hecho entender que el propósito personal va por delante del profesional, y que, para ellos, el poder disponer de unos horarios equilibrados entre lo personal y profesional es innegociable. 

Esto ha supuesto un gran giro para el resto de directivos y empresarios más seniors, pues no solamente han tenido que respetar y entender estas exigencias, sino además ser ejemplo a la hora de cumplir horarios y buscar una mayor armonía en sus vidas. Si a esto le añadimos la creciente preocupación por el incremento de burnout laboral, es fácil entender que desde los departamentos de personas existan muchas iniciativas para cuidar el bienestar de sus equipos desde el ejemplo y ayuda de sus líderes.

En este nuevo mindset de conciliación y búsqueda de un mayor equilibrio y horarios que se está propagando a toda velocidad, están dándose varias casuísticas. 

  1. Por una parte, para algunos está siendo un momento de complejidad pues empiezan a descubrir que no son capaces de gestionar todo su trabajo en jornadas con horarios normales. Realmente la solución no es volver a horarios de 11 y 12 horas diarias, sino entender de una vez por todas, que de lo que se trata es de aprender a trabajar mejor, no de más, el tan escuchado “Work Smarter, not harder”.
  2. Por otra parte, algunos lo están logrando y empiezan a ver que sus horas laborales son de mucha más calidad y efectividad. Por lo que, trabajando menos, logran más. El retorno de inversión de disponer de más tiempo para ellos les está irónicamente ayudando a incrementar su productividad si bien, siempre y cuando lo acompañen de una mejora de su efectividad en el trabajo.

Burnout laboral: la nueva epidemia

Todos hemos pasado por épocas donde hemos empezado a ir sobrepasados en el trabajo durante excesivo tiempo. Ese momento donde el nivel de estrés es elevado y donde seguimos dedicándonos en exceso con cuerpo y alma, pensando que la solución es trabajar más y más horas.

La principal consecuencia al poco tiempo es que empezamos a dormir peor, comemos mal, y dejamos de hacer deporte, como si de fichas de dominó que van cayendo se tratara. Es el estrés y el temido cortisol que se siguen acumulando y van dándose unos patrones de comportamientos que se repiten en la mayoría de los casos. 

Después de esta fase del burnout laboral de cuidarte menos y de negarte tiempo a ti mismo, empiezas a dedicar menos tiempo a tu familia y amigos. Esto acaba afectando a tus relaciones personales unido a comportamientos no comunes en ti a nivel laboral, que los demás perciben claramente. Incluso algunos, llegan a un punto de abandonar y alejarse totalmente de su vida familiar y de amigos. Desde fuera te notan que no eres el de siempre, y todos los intentos que hacen por hacértelo ver tienen tu contestación en forma de rechazo a sus consejos. Es la clara evolución hacia la nueva epidemia que muchos están diciendo que viene tras el Covid-19, el burnout laboral.

síndrome cabeza quemada

Pasé por ahí hace años y puedo reconocerme en lo que acabó siendo mi peor versión profesional y personal con nefastas consecuencias en mi vida laboral y personal. Por eso con el tiempo, escribí un libro sobre resiliencia con un enfoque algo diferenciador. El desarrollar lo que llamo el músculo de la resiliencia con proactividad para que cuando vengan esas etapas complejas, nos pille de la mejor manera. Se trata de lograr ser mejor para cuando las cosas se pongan peor.

Del círculo vicioso al círculo virtuoso

Pero en sentido contrario, existen otras personas que se conocen y se regulan con mucha astucia con respecto al burnout laboral. Saben que a más complejidad en el trabajo más tienen que cuidarse a través del   beneficio del deporte, de disfrutar algo más de la vida personal, y de coger distancia para poder autorregularse y gestionar esos momentos complejos. Lo hacen de manera preventiva y, además, cuando perciben un mayor nivel de complejidad y empiezan a sentirse algo sobrepasados, más tienden a estar pendientes de su propio estado y cuidado.

Y así, logran compensar ese estrés de manera paulatina, entrando en una espiral de sentirse bien que llega a transmitirse y a percibirse por donde pasan.

El buen líder debe aprender a mejorar su efectividad y su gestión del tiempo

Siempre me gusta recordar a mis clientes en las sesiones de coaching para directivos que el buen líder, como excelente profesional, debe organizar el tiempo muy bien para poder disponer de momentos para cuidarse.

Así, lograr un gran equilibrio entre las distintas dimensiones de su vida, las personales y las laborales. De esta forma, se asegura llevar su mejor versión al ámbito laboral, lo que garantiza una transmisión de energía positiva en las muchas interacciones que tienen al día.

burnout y líderes

La investigadora Kim Cameron en su libro Positively Energizing Leadership demuestra además la correlación entre el impacto de la energía de los líderes y los resultados de la compañía en términos de innovación, mayores beneficios y lógicamente más fidelización.

La gran pregunta es si en momentos complejos y demandantes como los que estamos viviendo laboralmente, se puede lograr disponer de tiempo para gestionar ese equilibrio si realmente no somos personas efectivas

Evidentemente no. Lograr dentro de esta complejidad actual, disponer de un equilibrio entre  lo personal como lo profesional es asumible con el esfuerzo de ser muy organizado para lograr tener control. Y como nos gusta señalar, el que quiera conciliar se lo tiene que ganar, lo que quiere decir que tenemos que aprender a ser organizados si realmente queremos poder aspirar a tener ese modelo de vida equilibrado. 

Los que lo logran, se llevan una gran sorpresa, pues ven que con esa vida ordenada y equilibrada es su mejor versión la que va a trabajar, pero también es su mejor versión la que retorna a la vida personal. Nos metemos en un círculo virtuoso en el que brillamos y destacamos.

El rol de los líderes

Las características de los líderes deben ser ejemplo pero también deben estar pendientes de identificar en sus equipos si alguien está metiéndose en la espiral autodestructiva para reaccionar a tiempo.

Los líderes y sus equipos deben asumir esta responsabilidad individual de ser productivas e invertir la disciplina y el esfuerzo inicial que supone en aprender, como ocurre en otras competencias directivas , cómo lograr ser más efectivo y gestionar mucho mejor nuestro tiempo. 

El concepto de organización personal y efectividad debe ampliarse más allá de lo que hemos venido entendiendo que es la gestión del tiempo, pues engloba conceptos como la gestión de la energía (capacidad de trabajo), el foco (la priorización) y la atención plena (capacidad de estar concentrados).

Por último, no debemos de olvidar que una persona efectiva es aquella que ha logrado sistematizarse a través de una serie de hábitos diferenciadores que le permiten llevar esa vida organizada desde su piloto automático al margen de las posibles alteraciones que suelen ocurrir en nuestro día a día. Todo ello requerirá pasar por un proceso inicial de eliminar robatiempos, malos hábitos y distracciones en el trabajo, como la consulta compulsiva del mail o perder tiempo con el WhatsApp. 

A través del Método FASE, curso de liderazgo, se crean 6 hábitos clave que nos llevan de manera natural a mantener nuestros niveles de efectividad en el tiempo, bajo cualquier circunstancia o entorno de complejidad en el que nos encontremos.