En mi opinión, la verdadera conciliación es alcanzar un estado emocional donde prevalezca una sensación de control y equilibrio, frente al estrés crónico que provoca el no llegar a todo y no cumplir en el trabajo y con la familia. Pero ¿quién nos ha enseñado a planificar y saber convivir con esa doble responsabilidad? ¿qué asignatura o formación hemos recibido para ello? En la mayoría de casos las respuestas a estas preguntas son negativas.
Una forma interesante de aprender es desde el sentido común y la imitación de lo que vemos, por ello vamos a repasar una serie de consejos que nos ayudarán a conciliar. La experiencia ya nos ha demostrado que no es cuestión de tener más horas sino de planificar y hacer las cosas con un método que facilite la consecución de los objetivos.
1. Planifica tu semana por escrito los domingos
Los domingos durante una hora -intenta que siempre sea la misma-, siéntate y señala los objetivos prioritarios no sólo a nivel laboral sino también a nivel personal, asignando tareas a cada día de la semana e incluso en los horarios concretos que podrás abordarlos. Por ejemplo, «el lunes a las 13 horas acabar el informe que debo entregar el viernes» o «martes a las 10:30 preparar reunión comité de dirección».
Si intentamos recordar o memorizar todas las tareas a realizar acabamos con un estrés superior que cuando las tenemos anotadas por escrito. Como bien dice David Allen: «la mente no está para recordar las cosas sino para tomar decisiones». Focalízate cada día en lograr atacar esos dos/tres objetivos. El valor de la frecuencia y consistencia en el tiempo es fundamental y la sensación de logro diaria es altamente motivadora. Generamos unas endorfinas que compensan el cortisol causado por el estrés.
2. Practica deporte con regularidad
El deporte no sólo mejora la energía física sino también nos ayuda en ese equilibrio emocional tan necesario. Organízate y planifica los días que puedas practicarlo y no caigas en la trampa de pensar que no tienes tiempo. Con 15 minutos diarios o 3 días intensos a la semana es suficiente. Como siempre, si lo agendas lo harás. Y facilita que el momento y el lugar para hacerlo minimicen las posibilidades de no cumplir, márcate un objetivo realizable.
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