Tu agenda nunca miente.

Lo que no se escribe, no existe.

Lo que no se agenda, no se hace.

Lo que no se mide, no se mejora.

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La reflexión del mes 💭

Somos muchos los que tenemos claro que una de las mayores claves de la efectividad personal es enfocarse obsesivamente en lo realmente importante.

Es decir, en tu 20-80.

Para lo que hacemos un ejercicio mensual de escribirnos lo más prioritario.

De manera que la frase de

» Lo que no se escribe no existe»

está interiorizada y superada por muchos.  

Pero ¿Es suficiente asegurarte que identificas y actualizas tus prioridades mensualmente?

Pues no. Ya que tenemos que pasar al siguiente reto.

“Lo que no se agenda, no se hace”

El de asegurarnos que esas prioridades se agendan en tu calendario. 

No existe una fórmula mejor para comprobar que tus intenciones se trasladan a la realidad, que dedicar tiempo a revisar que tu semana próxima respira prioridades.

Y ya sólo nos quedaría asegurarnos que no nos olvidamos de la última idea.

“Lo que no se mide, no se mejora.”

Para ello, debemos reflexionar si cada día y cada semana hemos cumplido con lo planificado y agendado alrededor de las prioridades.

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Un reto 🎯

Elige un tipo de agenda, física o digital y asegúrate que, desde tus prioridades, esa agenda se planifica, revisa y actualiza para lograr el mayor alineamiento posible con ellas.

Y cada día, al finalizarlo, reflexiona sobre si has cumplido con lo planificado.

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Pequeños aliados ⚙️ 

Debes dedicar tiempo a planificar y analizar si logras lo planificado.

Y cuando no, debes aprender sobre ello.

El uso y presencia de tu agenda será un activador de este hábito.

El aprendizaje y conciencia de por qué fallamos es la mejor forma de introducir modificaciones de futuro.

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Lectura recomendada 📚

LIDÉRATE: EL LIBRO DEL MÉTODO FASE®

¿Flotas o Navegas?

En un escenario crisis, la productividad personal pasa a ser una de las competencias más determinantes desde la perspectiva personal y empresarial.

El propósito; soportar exigencias logrando más con menos a la vez que siendo más efectivos para mejorar los resultados.

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Lo que diferencia a los ejecutivos que logran el balance definitivo de los que no, es que no solo utilizan trucos o consejos momentáneos, si no que incorporan hábitos que realmente transforman su forma de trabajar de manera duradera.

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