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Las hormonas para evitar quemarnos en el trabajo 🔥 (Artículo en Men’s Health con Agustín Peralt)

Artículo original de Men’s Health por Juanjo Villalba | 18/10/2022

En ocasiones, la desazón que nos inspira nuestro trabajo, puede tener un origen en aspectos de nuestra vida totalmente ajenos a él.

Si no lo has sufrido tú directamente, seguro que has escuchado alguna vez hablar de la expresión «estar quemado». En muchos casos, esta expresión se usa de forma coloquial, pero en otros hace referencia a una patología real y muy complicada de gestionar para algunas personas.

Podríamos decir que el síndrome del trabajador quemado o síndrome del burnout consiste en la cronificación del estrés laboral. Un proceso en el que el estrés se va acumulando sobre el trabajador a lo largo del tiempo y que provoca que este comience a perder interés por sus tareas y desarrolle una aversión psicológica hacia su empleo.

“El burnout es un estado de agotamiento emocional, cognitivo e incluso físico causado por un estrés excesivo y prolongado”, nos explica Agustín Peralt, asesor de empresas y grandes multinacionales para mejorar la efectividad entre directivos y profesionales y que además es autor de  ‘Lidérate: Método FASE – El Método definitivo para ser más productivo’. «Es un deterioro silencioso y progresivo motivado por el estrés y que va afectando a nuestro nivel de motivación y disfrute de nuestra vida”.

Según explican los expertos, los principales síntomas del burnout son los siguientes:

  • Agotamiento físico y mental.
  • Indiferencia y cinismo respecto al trabajo.
  • Descenso de la productividad y desmotivación.

Aunque en sus orígenes este problema se detectó principalmente en trabajadores que atendían directamente al público o trataban con clientes, en realidad, puede afectar a cualquier profesión. “Los más expuestos al mismo son aquellos que dentro de su día a día de trabajo no son capaces de buscar momentos de recarga y de equilibrio”, explica Peralt.

“Es decir, aquellos que bajo ciertas situaciones de estrés, no son capaces de aprender a identificar que ante esa generación excesiva de cortisol, que es la hormona del estrés, deben ser capaces de generar otras que lo compensen: endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina.

Al no tener momentos de recarga, el cortisol sigue aumentando y un exceso del mismo hace que lo que algunos llaman la materia gris del córtex prefrontal, donde tenemos la razón y la lógica, se vaya mermando. Esto afectará a nuestra capacidad de raciocinio, de toma de decisiones, precisamente en un momento donde necesitamos disponer de nuestras capacidades en su estado óptimo. Y por eso tendemos a exagerar, a caer en el pesimismo, a no ver las cosas con claridad, cayendo en un estado de rumiación que en algunos casos es autodestructivo”.

Pero, ¿cómo generamos esas hormonas que compensen a la hormona del estrés?

Según Peralt, hemos de encontrar el balance prestando atención a otras áreas de nuestra vida. “En ocasiones creemos que el causante de nuestro agotamiento es el trabajo, pero no debemos olvidar que hay cinco áreas dentro del bienestar personal: trabajo, casa y familia, salud y energía, hobbies y amigos, y las finanzas personales”, afirma el experto. “En el momento en el que no conseguir mantener el equilibro entre ellas, aparecerá el estrés psicológico interno. Por eso no se trata de tratar de estar muy bien en una de estas subáreas, sino de encontrar el equilibrio entre todas ellas. Si ya vienes descompensado en alguna, cuando el trabajo aumenta el nivel de estrés, te va a afectar todavía más”.

Es posible, no obstante, prevenir el quemarnos en el trabajo buscando este equilibrio antes de que lleguen los problemas. Si ya estamos notando los primeros síntomas como la pérdida de interés en las actividades que normalmente disfrutamos, irritabilidad, dificultad para mantenernos concentrados, exceso de nerviosismo, e incluso algunos comportamientos como la necesidad de tomar dulces o carbohidratos, deberíamos actuar rápidamente. “Cualquiera de esos síntomas nos está avisando de que algo se está desequilibrando”, sostiene el experto. “Es en esos momentos cuando tenemos que actuar rápidamente y realizar actividades que promuevan la generación de endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina”.

Para finalizar, Peralt alerta sobre la reacción que muchas personas tienen cuando entran en situación de burnout: rechazar los consejos y lo que otros detectan, negarlo, y pensar que la solución es trabajar todavía más horas para lograr el control sobre las cosas. “Eso es justo lo contrario de lo que deberíamos hacer”, concluye.