El autoliderazgo es, en mi opinión, la primera característica de un buen líder para poder desarrollarse como un guía inspirador con además, claras consecuencias sobra una carrera plena y de éxito no sólo a nivel profesional sino también a nivel personal. Así es como en este artículo vamos a explicar qué es el autoliderazgo y por qué es tan importante en directivos y ejecutivos.
Qué es el autoliderazgo
El autoliderazgo es ante todo una actitud en el trabajo que marca la diferencia en un profesional, significa poder de influencia sobre ti mismo, tu estado emocional y tus metas. Es una actitud de responsabilidad ante los retos profesionales. A través del autoliderazgo diriges tus esfuerzos a la consecución de los objetivos –actitud proactiva– con independencia del entorno y las circunstancias.
En relación con esto, el psicólogo Julian B. Kotter define como un rasgo central de la personalidad el ‘Locus de Control Interno vs el Locus de Control Externo’. Estos conceptos, trasladados al entorno laboral, se traducirían en tener la sensación de control sobre tu destino profesional frente a considerar que los factores externos condicionan tu desarrollo y oportunidades de éxito. Implica iniciativa personal para superar los retos y las adversidades frente a la queja y la culpabilidad al entorno. El trabajo que han hecho estos últimos años personas como Victor Kuppers, Emilio Duro y otros muchos conferenciantes al influir en la actitud de las personas frente a los problemas es incalculable. Son muchos los que cada vez más se rigen por el locus de control interno evitando la queja y el lamento.
No obstante, no podemos olvidar que el autoliderazgo es también una habilidad que conduce a la efectividad personal, o sea, lograr eficiencia y eficacia o lo que es lo mismo alcanzar los objetivos más determinantes con el menor nivel de recursos posibles. Se suele decir que somos lo que pensamos y sentimos, pero sobre todo somos lo que hacemos y logramos para lo cual se requiere productividad personal.
Un buen líder debe demostrar capacidad para lograr sus objetivos y para ello es fundamental liderar nuestras acciones y nuestra capacidad de influencia sobre las de los demás de una manera eficiente y efectiva, especialmente cuando somos líderes de un equipo del que también somos rol models.
Ser efectivos en un nuevo paradigma
Si en esta reflexión, añadimos todo lo que hemos vivido desde el comienzo de la pandemia, debemos introducir una nueva variable, y es la necesidad de lograr ser efectivos bajo las nuevas fórmulas híbridas y flexibles de trabajo que muchos equipos demandan y consideran innegociables. Los líderes tienen que mejorar su capacidad de organización sea cual sea la fórmula de trabajo. No obstante, deben hacerlo aprendiendo a trabajar mejor y no de más tanto por su propio bienestar, como por el efecto de contagio que tienen sobre unos equipos que demandan más autonomía y flexibilidad.
Por una parte, deben organizarse mejor para poder dedicar más tiempo individual y de calidad a cada uno de los miembros de sus equipos para poder medir y valorar sus avances en resultados, frente al modelo de controlar sus horarios y su aparente dedicación al trabajo y para que sus equipos perciban el interés genuino de sus líderes por ellos. Además, tienen que saber culturizar en todo aquello que afecte a su bienestar personal y acompañarlos a encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional mayor, algo que va más allá de café gratis o clases de yoga en la oficina.
Aplicar una metodología para autoliderarse
Todo esto es sencillo de entender pero en la práctica, el poder influir en la mejora de la efectividad y productividad de nuestros líderes y sus equipos no resulta tan sencillo. No podemos olvidar que para desarrollar y mejorar en el autoliderazgo desde el punto de vista competencial, necesitamos, como en muchos otros ámbitos, una metodología que nos ayude y acompañe en ese crecimiento y mejora de nuestra organización y gestión del tiempo.
Es en este punto donde se hacen imprescindibles sistemas y herramientas como el método FASE, un curso de liderazgo gerencial que además de mejorar la productividad personal, refuercen otros pilares clave para autoliderarse de una manera integral. Es clave incidir positivamente en tu energía física, emocional y cognitiva así como en la capacidad para liderar y alinear prioridades con sistemas no intrusivos ni cargados del rechazado micromanagement.
Y por esto más que nunca, las empresas deben aprender del pasado para mirar al futuro. No pueden obviar su responsabilidad y deben invertir en mejorar el autoliderazgo de las personas de su organización. Lograrán así una importante ventaja competitiva en este actual entorno que algunos denominan incomprensible, no lineal y ansioso (de entornos VUCA a entornos BANI) disponiendo de líderes diferenciales. Todo redundará en una mejora del engagement y compromiso en la organización como consecuencia de una mayor felicidad laboral de tus empleados, y no debemos olvidar también de sus líderes. Así es el manejo de equipos de trabajo desde la distancia.