No podemos coincidir más con la reflexión de HBR. Aunque unas buenas oficinas, clases de pilates y café gratis son beneficios apreciados, no son la solución a los problemas de falta de tiempo y estrés de los equipos.
Para abordar estos desafíos, necesitamos actuar desde algo mucho más potente:
1. Conciencia y autoanálisis: Ayudar a las personas a que tomen conciencia de cómo se organizan mediante ejercicios de autoanálisis de sus formas de trabajo.
2. Formación efectiva: Capacitar a los equipos para aprender a trabajar mejor, no más, utilizando métodos y formas de trabajo efectivas.
3. Prácticas compartidas: Crear una serie de prácticas compartidas que faciliten la efectividad individual y grupal.
4. Cultura de hábitos productivos: Establecer una cultura de hábitos de trabajo productivos que perduren en el tiempo y no sean modas pasajeras.
5. Liderazgo ejemplar: Comenzar desde el comité de dirección para que sean un ejemplo y acompañen en el proceso de difusión de estas nuevas formas de trabajo.
Transformar la manera en que trabajamos no solo aumenta la productividad, sino que también mejora el bienestar y satisfacción de todo el equipo.