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¿Sabes por qué procrastinas?

La procrastinación supone posponer actividades que requieren ser trabajadas con antelación.  

Estas son sustituidas por temas de menor importancia, aún a sabiendas de que lo estamos haciendo mal. ¿Sabes por qué procrastinas?

 

Y ¿Por qué somos tantos los que procrastinamos y lo hacemos tantas veces?

 

El día que leí, “el ser humano prefiere la gratificación inmediata que le produce sus malos hábitos”. Aún sabiendo, que la gratificación correcta está en otras muchas acciones que suponen un mayor esfuerzo y tiempo.

El ser humano prefiere la gratificación inmediata que le produce sus malos hábitos

Ese día entendí una de las excusas más grandes, que todos, alguna vez, hemos utilizado.

“Empiezo mañana” o “la semana que viene empiezo seguro”.

Y mientras, nos dejamos enredar inconscientemente por otros temas que no lo justifican en absoluto.

 

Y seguimos engañándonos.

Nos dejamos llevar por temas que no lo requieren. Creamos un falso estado de ocupación que esconde una pereza activa de hacer lo que toca.

 

Y ahí radica uno de los principales motivos de la procrastinación.

Estar ocupado en lo que no debes.

 

Muchos justifican que no pueden dejar de atender supuestas urgencias o necesidades de otros.

Y lo hacen de manera contundente para evitar reconocer que no les apetece empezar con esas actividades más importantes, pero más tediosas y complejas.

 

La consecuencia más evidente de ello es que muchos temas realmente claves, los dejamos para el último minuto o la víspera.

 

El coste de ello es muy elevado.

Muy parecido al uso de una tarjeta de crédito. Gastamos y gastamos, y cuando llega el cargo a final de mes descubrimos que nos hemos quedado pelados.

 

Tras esta analogía podemos reflexionar sobre el tiempo; en que lo invertimos.

¿Lo hacemos en temas que nos generan un bajo retorno?

¿Apenas nos queda tiempo para trabajar en los temas importantes como deberíamos?

¿Cómo será la calidad final de nuestro trabajo?

 

Planificamos nuestras buenas intenciones. Incluso pensamos que vamos a empezar con antelación suficiente…

Lo que está claro es que somos mejores planificando que ejecutando.

Y es ahí donde empieza la rueda.

Nos dejamos llevar por los mails pendientes, por la interrupción de alguien o por esas redes sociales o móviles que los carga el diablo.

 

Al final, lo que he descubierto en estos últimos años para superar la procrastinación, es la importancia del entorno.

 

Posiblemente no existen soluciones más poderosas que el lograr controlar la posibilidad de dejarnos enredar por otros temas, y centrarnos exclusivamente en lo que nos toca.

 

En cuanto al entorno, el más importante es el social.  Nada más y nada menos que adquirir compromisos con otros para cumplir con lo que debemos hacer.

 

Ahora mismo escribo este artículo en el tren. Sin wifi, sin teléfono cerca y con el compromiso que he cogido con nuestra CMO de entregárselo en la fecha acordado.

 

Ella ya me mandó ayer el recordatorio de todos los artículos que le tengo que entregar y en qué fecha. Pacté con ella que lo haría quincenalmente. Este es mi activador.

 

Lo mejor de todo es que me encuentro metido en esta actividad disfrutando más de lo esperado.

Pues en muchas ocasiones es la acción la que nos lleva a la motivación.

 

Pero claro, si no llegamos ni a empezar, no lo lograremos descubrir.