El día a día es muy frenético y los días, las semanas y los meses van pasando.
Los puentes y las vacaciones son buenos momentos para pararse a reflexionar, algo que debe ser obligado. Son momentos donde, como señala el gran Ury, subirse al balcón y observar desde la distancia la evolución de nuestra vida personal y profesional.
Y como siempre, con papel y boli, todo se piensa mejor.