Puede sonar a chiste pero en muchos casos es real. Y además, tenemos la sensación de que trabajamos mucho e incluso de que trabajamos bien. Nada más lejos de la realidad.
Paradójicamente, solemos quejarnos de que tenemos muchos mails, llamadas y reuniones cuando realmente es una excusa a un sistema de trabajo donde otros dirigen nuestro día a día.
Resulta cómodo, pues es una forma de dejarte llevar sin tener que atacar temas más complejos o que requieren más esfuerzo cognitivo. El problema es que a la larga no alcanzamos los objetivos determinantes para el éxito en nuestro puesto.