¿Alguna vez te has puesto a leer y a los 5′ ya estabas navegando con tu teléfono hasta llegar a olvidarte del libro ? No estás solo.
Siempre me alegra ver a alguien sacar un libro en el tren. Pero esa alegría se desvanece cuando veo que el libro es rápidamente reemplazado por un teléfono. Esta escena se ve mucho. Demasiado, diría yo. Incluso en ocasiones, me pasa a mí mismo.
Es fácil culpar a la falta de fuerza de voluntad o la falta de energía o al cansancio, pero el problema realmente es la posibilidad de tener tu móvil junto a ti compitiendo con tu libro. El móvil nos provoca unos shots de dopamina y una gratificación instantánea que acaba venciendo a la intención de leer el libro que suele conllevar una gratificación más diferida
🔑 Entonces, ¿Cuál es la solución?
1️⃣ Guardar el teléfono o la tecnología en un lugar no próximo a tu alcance de manera sencilla.
2️⃣ Dedicar tiempo específico para la lectura y forzarnos el volver a la actividad si dejamos de hacerlo
3️⃣ Recordar que un buen libro pueden ser tan gratificantes como cualquier notificación.
Al final del día, se trata de encontrar un equilibrio como entre por ejemplo, momentos móvil, y momentos lectura . No obstante, con el tiempo, y si logramos recuperar el hábito de un buen libro, descubriremos que también tiene su propia forma de recompensa que nos traerá no solo dopamina sino endorfinas y serotonina.
Y por último, el hábito de la lectura tiene consecuencias diferenciales en nuestras competencias personales: más capacidad de atención plena, mayores capacidades cognitivas, te mejora como comunicador… Justo lo contrario de lo que provoca un móvil en tu mano.