¿Cómo duermes? ¿Cuántos días haces deporte a la semana? ¿Qué tal comes? ¿Tomas fruta y verdura? ¿Lees cada día? ¿Cómo te recuperas cuando te has llevado un disgusto en el trabajo? ¿Cuáles son tus actividades reparadoras fuera del trabajo?
Estas son algunas de las preguntas que realizo a los ejecutivos o profesionales cuando comienzo una proyecto de mejora de su productividad y gestión del tiempo. Son preguntas que pretenden medir qué hace esa persona por mejorar o influir positivamente en sus tres niveles de energía: física, emocional y cognitiva. La energía muchos la definen como la capacidad para lograr trabajar y por ello mismo es la base de todo método de mejora de su productividad. Es igual que cuando uno pretende lograr correr una media maratón y debe cuidarse en estas tres áreas. En el deporte de cierta exigencia todo el mundo lo tiene en consideración, pero a nivel laboral me resulta complicado encontrar personas que trabajan de una manera proactiva en estar en forma en estas tres energías. Los ingleses resumen la clave de la productividad con la expresión FOCUS & ENERGY, que viene a significar focalízate en lo más determinante de tu trabajo para tener resultados y, en eso, deposita tus máximos niveles de energía posible. Este concepto aparentemente es sencillo pero requiere , como en casi todo, autoconciencia y disciplina.
En la energía física lo que más influye es el dormir bien. En este asunto, me encuentro siempre con temas curiosos como ejecutivos de primer nivel que me verbalizan que duermen poco por culpa del ipad o de las series de televisión. Me dicen que les relaja después de días de stress. Al mismo tiempo, reconocen que son conscientes que no duermen suficiente y que eso les afecta en aguantar bien las exigencias del día a día provocándoles stress. Que paradójico y que círculo virtuoso más ilógico. Es necesario crearnos rituales de horas de irnos a dormir y levantarnos que nos garanticen esas siete horas que es normalmente lo ideal.
Luego está el tema del deporte y la alimentación. El deporte es determinante y máxime para la gente que le toca viajar. No es necesario hacerlo todos los días, pero si al menos 3-4 sesiones por semana. O incluso 20 minutos día, pero todos los días. Mi gran amigo David Jiménez es un claro ejemplo de aguantar viajes transoceánicos de manera continua y apoyarse en el deporte para aguantar situaciones que a otros nos reventarían. Eso, y su gran capacidad en gestionarse emocionalmente, le permiten llevar, de una manera diferencial, una vida de continente en continente y de cultura en cultura. Viaje uno mucho o poco, lo que sí que es evidente es que el efecto que tiene la práctica del deporte para lograr mantener el ritmo de trabajo durante el día es vital. Los que logran la práctica del deporte al medio día pasan de sufrir el momento post comida a disfrutar de la horas vespertinas con la misma energía que las matutinas.
Y por último, la alimentación que por fortuna vamos avanzando en entender que las comidas pesadas y largas no tienen justificación entre semana. Lo ideal, cinco comidas aunque alguna de ellas sea un mínimo tentempié y, por supuesto, practicar lo de cenas ligeras y sin carbohidratos. La hidratación es otra clave durante el día. Cada vez que veo a alguien con una botella de agua en su mesa pienso en lo muy beneficiado que se va a ver su organismo gracias a ello. Al mismo tiempo, los más avanzados, están siendo capaces de encontrar aquellos complementos alimenticios que les favorecen, que van desde el omega 3 hasta los zumos verdes licuados donde se combina fruta y verdura.
Existen profesionales que logran cumplir en sus responsabilidades aún no cuidándose físicamente. Lo que seguro que no son conscientes es que jamás van a alcanzar su máximo potencial con ese estado físico.
En breve trataremos y hablaremos sobre las otras dos energías, la emocional y la cognitiva. Las tres tienen su importancia por sí mismas, si bien las interrelaciones entre ellas son más que evidentes (por ejemplo, la práctica de deporte genera una proteína llamada neorotrofina o BDNF que mejora las funciones de aprendizaje, memoria incluso la capacidad de adaptación a nuevas situaciones). Y cuando tengamos solucionada la energía, trabajaremos sobre el FOCO, y así tendremos dos partes del método F.A.S.E. desarrollados.
Nota: El método F.A.S.E. es un método desarrollado por Agustín Peralt que se está implantando en organizaciones y profesionales diversos logrando en muchos casos doblar la productividad de las personas y consecuentemente sus resultados.