Siempre he pensado que el mayor problema de sentir miedo es cómo llega a bloquearnos y cómo huimos de enfrentarnos a él.
En muchas ocasiones, cuando las circunstancias te obligan a tener que enfrentarte a algo de lo que has estado huyendo, acabas descubriendo dos cosas:
1.- Ojalá lo hubiera hecho antes.
2.- No era para tanto.