Los datos sobre el «Burnout» o Síndrome del Trabajador Quemado siguen creciendo… Todos los estudios de GALLUP y McKinsey, instituciones cuyos informes son claros termómetros de la realidad en las organizaciones, apuntan hacia esa dirección. Estamos alcanzando desafortunadamente datos históricos.
Nadie nos lo tiene que contar. Lo estamos viendo en nuestro día a día, tanto en grandes corporaciones como en empresas de menor tamaño. Personas que han llevado carreras directivas y profesionales muy sólidas y de progresión, se sienten totalmente perdidas y con necesidad de ayuda.
El «Burnout» es un estado de agotamiento emocional, cognitivo e incluso físico causado por un estrés excesivo y prolongado. Un deterioro silencioso y progresivo motivado por tu estrés y que afecta a tu nivel de motivación y disfrute de tu vida. Algunos de nosotros hemos pasado por ahí. Las primeras señales son muy evidentes aunque las intentamos negar. Empiezas a perder motivación, estás más irritable y muchos temas que antes los afrontabas con entusiasmo ahora te suponen un reto excesivo… Las personas de tu entorno te empiezan a notar distinto y nuestra reacción es de lo más torpe posible: rechazamos la ayuda pensando que la solución pasa por trabajar muchas más horas.
Evolución del sentimiento de estrés a nivel global. Fuente: State of the Global Workplace: 2022 Report – Gallup
La consecuencia de ello, es que el desgaste, además de ser silencioso y progresivo, se acelera.
No debe sorprendernos ya que hemos acumulado demasiada carga, y lo peor, durante demasiado tiempo… Y si buscamos más allá e investigamos los posibles causantes, identificamos varios aspectos de crucial importancia que propician esta situación.
- Los profesionales, desde su posición, no hacen por cuidar su bienestar todo lo que deberían: en nuestra última encuesta, el 75% reconoce que no se recarga y ni se cuida a diario.
- Las empresas, desde la suya, llevan a cabo acciones pero no siempre educan y ayudan a sus equipos a cambiar hábitos que aseguren su cuidado continuo y su dominio de su equilibrio entre lo personal y profesional.
En muchas ocasiones consideramos que el causante del «Burnout» es exclusivamente el trabajo. Si bien existen otras cuatro áreas que influyen en la misma medida: [Familia – Casa], [Salud – Energía], [Hobbies – Amigos] y por último, las Finanzas personales.
Debemos asumir que las nuevas generaciones son más consecuentes y astutas que nosotros frente a esta problemática. Para los nacidos a mediados de los 90 en adelante, anteponer al empleo y priorizar su salud mental, sus hobbies y tiempo libre es más importante, y en algunos casos innegociable.
Las empresas quieren entender esta nueva forma de pensar. Y esto no consiste únicamente en ayudar y permitir que esas nuevas generaciones concilien debidamente. Lo realmente importante es que sus líderes, que en muchos casos tienen otro punto de vista, lo respeten y que su actitud se convierta en modelo en cuanto a conciliación. No podemos pretender que nuestros jóvenes talentosos se queden en los proyectos únicamente porque les permitamos conciliar. Quieren ver que eso es algo latente en la cultura y ADN de la empresa y verlo reflejado en sus managers y en el equipo directivo.
Hay que reconocer que, con el trabajo híbrido y las formas más flexibles de horarios, la conciliación avanza muy rápido por parte de las empresas. Además, se están lanzando muchos programas de bienestar donde realmente existen fórmulas que pueden ser muy beneficiosas.
La pregunta es si esto es suficiente.
En nuestra opinión las fórmulas hibridas son necesarias, pero no suficientes ni para los profesionales ni para las empresas. No podemos pretender conciliar en horarios si no tenemos nuestro trabajo controlado además de disponer de herramientas para saber llevar esa presión del día a día. Y las empresas no pueden dar toda esta flexibilidad si no aseguran que sus equipos están realmente logrando los resultados debidos.
O realmente aprendemos a trabajar con mayor efectividad, o todo lo demás que hagamos será un parche”. La expresión Work Smarter, Not Harder (Trabaja mejor, no de más) resume con acierto este enfoque. Seamos realistas, no hemos dedicado suficientes horas a aprender sobre cómo trabajar de manera efectiva bajo la complejidad de las organizaciones y el entorno incierto que evoluciona a un ritmo frenético. Y no olvidemos toda la nueva tecnología que supuestamente vino a ayudar pero que nos tiene enganchados en la multitarea continua.
“Aprendamos a priorizar. Aprendamos a delegar. Aprendamos a no perder el tiempo inconscientemente. Aprendamos a planificar nuestras semanas. Aprendamos a dominar nuestro día a día y a planificar nuestras recargas debidamente”
Y por encima de todo, aprendamos a que ante grandes males, debemos lidiar con grandes soluciones. Esto va más allá de hacer yoga o pilates, o de llegar a casa a las 18:00 horas. Esto va de un cambio en nuestra forma de trabajo más profundo. Esto va de aprender a ser realmente efectivos con una metodología y un cambio de hábitos que logre que uno de nuestros valores individuales e incluso de los valores de nuestra organización sea la efectividad individual y grupal.
Nosotros aprendimos sobre ello con nuestros propios errores. Y precisamente lo que supuso en su momento un salvavidas para salir de un nivel de estrés crónico se convirtió en una metodología de productividad personal que hemos ido mejorando y co-creando con nuestros clientes.
Y afortunadamente, después de cientos de experiencias y clientes, hoy podemos afirmar que con el Método Fase cualquier profesional, directivo o empresario con independencia de su nivel de responsabilidad y de sus circunstancias personales puede conciliar y llevar una vida equilibrada. No es que pueda, sino que debe, pues de otra manera acabará deteriorándose; silenciosa y progresivamente.