En ocasiones tengo la oportunidad de participar como evaluador en procesos de selección de directivos que realizan mis clientes. Esto supone una reflexión previa con el cliente y su RH sobre qué es lo que buscamos exactamente para el puesto. Con los años, he podido comprobar que es mucho más sencillo formar y capacitar a las personas en conocimientos y habilidades que en actitudes en el trabajo.
Por ello, insisto siempre en la importancia de qué actitudes tiene que tener el candidato para minimizar la posibilidad de equivocarnos en la elección. En Harvard lo resumen con la frase “Hire for Attitudes, Train for Skills” que resume perfectamente el concepto de la mayor dificultad de incidir en ellas desde la formación, frente a las habilidades y conocimiento.
5 actitudes en el trabajo fundamentales
Al igual que hablábamos recientemente de las 5 habilidades profesionales clave, hoy, como coach de directivos, voy a centrarme en lo que desde mi punto de vista, son las 5 actitudes en el trabajo que marcan la diferencia:
Pasión
El hambre y las ganas que uno transmite suelen ser sinónimos de pasión e ilusión por algo. Cuanta más pasión demuestra una persona por un trabajo, mayor es la garantía de que posteriormente cumpla con las exigencias y grandes esfuerzos que requieren muchas posiciones directivas actuales. Las personas con hambre son personas que cuando observas su currículo detectas que no han parado de hacer cosas distintas y además con cierta coherencia. Cuando dialogas con ellas, detectas en sus preguntas una ambición sana por crecer y avanzar.
Por otro lado, suele existir cierta coherencia entre los estudios que han realizado, sus aspiraciones personales, incluso sus aficiones y lo que desean lograr en su carrera profesional. Transmiten tanto en su postura corporal y gestos, como en su forma de hablar con energía y fuerza. Esto suele tener como consecuencia su orientación a dar siempre un poco más, a ese sobre esfuerzo, esa “extra mile” que siempre les ha acompañado en todo en lo que se han embarcado
Resiliencia
La resiliencia está muy relacionada con la inteligencia emocional de las personas que nombrábamos en el artículo de las habilidades profesionales. Personalmente la defino como la capacidad de ser mejor cuando las cosas se ponen peor, de crecerse ante la adversidad. En cualquier puesto o en cualquier vida profesional existen momentos de complicación, tanto por problemáticas internas como causadas por el entorno. Es ahí donde uno debe ser capaz de mantener la calma y serenidad y hacerse fuerte manteniendo sus capacidades intactas.
Esto es lo que marca la diferencia, la capacidad de aguante. Cuando conozco profesionales de éxito siempre les pregunto por situaciones de adversidad en su vida y cómo las sobrellevaron. Y normalmente, suele coincidir que los profesionales que más me impactan positivamente son los que suelen haber pasado por situaciones adversas en el pasado. El padecimiento siempre agudiza el ingenio y fortalece a las personas, relativizando lo que son problemáticas o dificultades.
Confiabilidad
Todo lo que tiene de lógico la gran importancia de una actitud honesta y confiable en el trabajo, lo tiene de complejo poseerla en su totalidad. La confiabilidad y honestidad tiene una doble vertiente al tratar de ser honesto con uno mismo y con los demás. Con uno mismo para disponer de la capacidad de autoevaluarte de una manera honesta y sin autoengaños y con los demás para no faltar a la verdad, logrando de esta manera ser una persona de palabra y confiable.
Por otra parte, no hay que olvidar que la confiabilidad tiene una parte relacionada con la integridad personal, ya que está relacionado con ser un profesional que mantiene coherencia entre los compromisos que adquiere y las acciones que lleva a cabo. Lo que dices que vas a hacer, lo haces. Esta es probablemente la actitud donde el autoanálisis nos lleva a más autoengaño, por como adaptamos la realidad a lo que más nos conviene para lograr justificaciones.
Humildad
La humildad no es evitar verbalizarle a otros en lo que consideras eres bueno. La humildad es reconocer en lo que eres bueno, pero al mismo tiempo luchar cada semana por ser mejor. Son personas con una filosofía de aprendizaje continua y completa, siempre aprendiendo y de muchas personas distintas. Para ello, suelen ser muy observadores, logrando encontrar personas de las que aprender en muchos ámbitos que les interesa. Y por supuesto, personas que estén al nivel que estén y sean considerados como sean, no dudan en reconocer abiertamente cuando fallan. Tampoco hay que olvidar que al igual que la falta de humildad es peligrosa, también lo es la falta de confianza en uno mismo. Aunque puestos a escoger, lo segundo es más fácilmente corregible.
Orientación al cambio
Considero que la mayoría creemos que somos menos resistentes al cambio de lo que verdaderamente somos. Suelo encontrarme que las personas que más dominan sus puestos y que más seguridad tienen en ellos mismos, son los más resistentes a hacer las cosas de manera distinta cuando el entorno o las circunstancias lo exigen. El entorno tan cambiante actual obliga a cambiar y muy a menudo.
Consecuentemente, hay que exponerse al cambio y prepararse para ello. Los expertos recomiendan ser una persona que realiza muchas cosas nuevas en todos los ámbitos de su vida como la mejor forma de desarrollar una óptima orientación al cambio. De la misma forma, el escuchar y estar cerca de millennials nos ayuda a plantear los cambios con menos resistencias pues ellos, por naturaleza, lo buscan mucho más que la generación X.
Para aquellas personas que deseen avanzar en este tema de actitudes positivas en el trabajo que marcan la diferencia siempre recomiendo buscar apoyo de alguien cercano, con criterio, para que nos ayude en esta evaluación sobre uno mismo. Si tengo que ser honesto conmigo mismo, como explicaba en el post, no siempre he sido lo suficientemente objetivo cuando me he intentado autoevaluar en estas actitudes clave. Por eso siempre busco alguno de los Giants que tengo cerca y que saben que el mejor favor que me pueden hacer es hablarme claro.