En Estados Unidos se estudia todo al detalle con un nivel de especialización en sus investigaciones y con, además, mucha practicidad para el mundo de la empresa y de los profesionales. Como ejemplo, es destacable lo que la gente de Harvard ha investigado sobre el networking y su valor actual y creciente. En un reciente estudio han llegado a la conclusión de que entre el 65% y el 85% de los trabajos se consiguen por relaciones personales, o lo que es lo mismo, a través del networking. En España, la experta Elena Huerga publicaba recientemente que el 80% de ofertas de empleo no llegan a publicarse, pues se buscan los candidatos a través de conocidos. No hay duda de que resulta vital el networking que uno mantenga.
El problema es que la gente confunde hacer networking, del útil, con conocer mucha gente y ser un buen relaciones públicas. Desde mi modesta opinión, el networking es mucho más complejo que eso. El networking realmente es el arte de cultivar relaciones de confianza y credibilidad hacia tu persona que, de una manera u otra, te reporta beneficios o te suma a la hora de alcanzar tus objetivos. Y consecuentemente, el lograrlo es una tarea complicada que requiere tanto cantidad en cuanto a número de personas que logres conocer, como calidad en cuanto a que consideren tanto a tu persona como a tu opinión confiable y certero.
Personalmente, me gusta observar el comportamiento de los networkers que tengo cerca, y esos suelen ser compañeros del trabajo o amigos, como Quique y Rafa, que son networkers de manual.
Los dos tienen estilos muy distintos, pero sí que es cierto que cumplen a la perfección aquello que es vital para lograr avanzar en esto del networking.
Sus principales características son:
1. Siempre están sonriendo y contentos, lo cual provoca un magnetismo en su propia presencia.
2. Tienen muy claro que la gente no quiere oír penas, sino que quiere tener conversaciones amenas donde se combine el sentido común con el humor.
3. Son muy buenos escuchando y, cuando estás con ellos, te hacen ver que únicamente existes tú y que están exclusivamente para ti.
4. Son expertos en el manejo del lenguaje corporal, sabiendo llevar siempre una postura, unos gestos e incluso un tono de voz que denota seguridad en ellos mismos.
5. Son personas inquietas tanto en lo personal como en lo profesional, con que nunca ponen un pero a probar algo nuevo, a un nuevo deporte, a un viaje, a una cena o a aquello que sea experimentar algo nuevo o conocer a alguien distinto. Les gustan las relaciones profesionales pero les apasiona también el ocio y además lo saben disfrutar muy bien.
6. Tienen estilo vistiendo y son cuidadosos en ello, lo cual no significa que inviertan mucho dinero en ello, sino que cuidan su vestimenta.
7. Utilizan mucho el nombre propio de las personas que incluso acaban de conocer.
8. Siempre que pueden ayudan a los demás de manera desinteresada, incluso siendo proactivos en llamar e interesarse por otros que saben que pueden necesitarles. Y por encima de todo, siempre cumplen con su palabra. Jamás hablan de manera gratuita.
9. Tienen muy clara la imagen de seriedad profesional que quieren trasmitir y miden muy mucho que sus actuaciones siempre vayan en esa dirección. Tienen un punto de estrategas en esto que para nada hay que confundir con manipulación. Los ingleses llaman a esto “walk the talk”.
10. Son perseverantes en sus objetivos y, cuando quieren proponer algo o conocer a alguien, actúan de manera rápida para lograrlo.
Y una vez destacadas estas cualidades o hábitos diferenciales viene lo más importante, que es cómo lograr avanzar y mejorar en estos puntos si quieres aumentar tu networking, algo que incuestionablemente la mayoría de profesionales desea. Después del deseo viene el compromiso y la aceptación de la responsabilidad personal de que dependemos de nosotros mismos para lograrlo.Desear no sirve para nada, pues la acción determinante es lo que acaba contando.
Siempre recomiendo observar a personas cercanas en estos comportamientos, pues logras reconocer esas pequeñas mini acciones o incluso rituales que llevan a cabo. Luego nos viene lo más complicado, que es lograr incorporarlas a nuestro día a día para que se conviertan en hábitos. Por ejemplo, el sonreír o ser más afable cuando no lo has sido en los últimos 10 años de tu vida no es un hábito que se pueda incorporar de manera rápida y sencilla. Todo tiene un precio, y en este caso es fuerza de voluntad y rigurosidad para coger esos buenos hábitos y práctica, mucha práctica.
Por último, recomendar un libro que da muchos tips e ideas que pueden resultar muy útiles en el arte del networking: “Nunca comas solo» de Keith Ferrazi, un libro que hasta el gran Tom Peters recomienda, y ese es de los que considero no recomendaría ni a su propio hijo sino confiara en él.